Tercer Milenio: Estructuras de ciudadanía
Quiero iniciar un proceso que relacione mi interés en el urbanismo y las prácticas artísticas para entender la ciudad que habito y perder el miedo al otro, acercándome a una zona que no me es cotidiana y con la que tengo sesgos relacionados a la inseguridad del parque Tercer Milenio y sus alrededores, localizados en Bogotá, Colombia. Escogí este sector porque allí se reunen proyectos de renovación urbana que han impuesto una idea de ciudadanía.
El parque y la zona donde se emplaza han sido desde hace muchos años un territorio de disputas. El interés gubernamental por la renovación tiene como objetivo la concentración de entidades estatales de los ministerios, que estarían próximos a los tres estamentos más importantes del estado: la Presidencia de la República, el Congreso y el Palacio de Justicia. Según el gobierno, se urge una transformación para cambiar las dinámicas sociales que han deteriorado la zona, relacionadas principalmente con la venta de droga.
Varias de las propiedades del sector han sido desalojadas y compradas a precios bajos para derrumbarlos y llevar a cabo los proyectos de renovación urbana y con ello activar nuevos usos y “recuperar” el centro histórico[1]. La intervención más famosa fue la del “Cartucho”, una calle del inexistente barrio Santa Inés, una de las “ollas” más grandes del país, una designación popular a los lugares donde trafican drogas. Esta antigua calle y el barrio fueron demolidos para construir un parque con el nombre futurista “Tercer Milenio”, proyecto de la “Política de Recuperación de Bogotá” en 1998 y entregado en el 2002 a sus habitantes.[2]
Sin embargo, la demolición de El Cartucho y su sustitución por el parque, no solucionó la erradicación de sus prácticas. Estas se desplazaron a un sector cercano después conocido como “El Bronx” o la “Ele”, ubicado justo al frente del “Tercer Milenio”. Posteriormente, estas ollas fueron intervenidas en el 2016 desplazándolas al barrio San Bernardo, ubicado al costado sur del parque.
[1] Extraído de https://www.agenciavirgiliobarco.gov.co/Proyectos/Paginas/ministerios.aspx
[2] Extraído de https://www.idrd.gov.co/parque-tercer-milenio
Mapa del recorrido, proyectos de renovación urbana y zonas de disputa, Bogotá, Colombia. Archivo personal 2021
Mi primer acercamiento al sector lo hice acompañada y a una hora de la mañana, pues sentí la necesidad de ir con alguien que me diera seguridad. Siendo una mujer ajena a estos lugares, pienso que hago parte de un imaginario colectivo que traza fronteras invisibles entre zonas de mi ciudad[3]. Finalmente, supe que debía dirigirme hacia el sur occidente.
Nos dirigimos en línea recta hasta donde empieza la carrera séptima. Pasamos los edificios del Archivo General colindantes con unas residencias relativamente recientes. En una esquina se encontraba un señor de aproximadamente sesenta años observando un letrero de construcción anclado en un lote baldío al lado de una casa colonial desgastada. Me dirigí a él para preguntarle por la renovación urbana del sector y del lote que miraba y me contó que allí quedaba su escuela de primaria y que la derrumbarían para construir un edificio de vivienda multifamiliar.
Posteriormente, nos dirigimos a la calle sexta, la frontera entre el centro histórico y los barrios marginales que se expanden hacia los cerros orientales. Pensé en la desaparición de las casas antiguas que se hallaban allí. Esta calle actualmente conecta con la estación de transmilenio, el sistema principal y masivo de transporte de buses de la ciudad. En este punto le expresé a mi acompañante los nervios que tenía de entrar al barrio San Bernardo, un punto limítrofe entre el centro y el sur de la ciudad. Cruzamos la estación de transmilenio y la carrera 10, eran las 11 de la mañana y la compañía me dio la valentía para romper una barrera invisible. Lo primero que encontramos fueron unas prostitutas que estaban en una esquina. Una calle como una barrera invisible que dividía dos paisajes: uno, residencial y comercial; el otro, las ruinas de unas casas republicanas convertidas en ollas.
[3] En Bogotá, hay divisiones a los habitantes por estratos de acuerdo con la zona de residencia, siendo el 1 el más bajo y el 6 el más alto, no obstante, estas jerarquizaciones no siempre responden a la clase social. Por ejemplo, yo vivo en estrato 2 pero mi casa y privilegios son de estrato 4 o 5.
Entrada al barrio San Bernardo, Bogotá, Colombia. Archivo personal 2021
Una pareja de ancianos, habitantes del sector desde hace más de 40 años y testigos de los cambios que ha tenido la zona, atendía una pequeña cafetería. Nos contaron que a pesar de que el barrio estaba rodeado de zonas marginales, era tranquilo. También, mencionaron al Barrio Santa Inés donde nació el Cartucho, que pasó de ser un barrio de ricos a un temido triángulo de las bermudas de violencia y delincuencia. Por último, nos expresaron que veían con buenos ojos la renovación urbana en su barrio, donde el gobierno actualmente planea construir viviendas multifamiliares que, supuestamente, van a mejorar la seguridad y a valorizar los terrenos.
En seguida, en dirección hacia el parque encontramos una cuadra llena de negocios de sobanderos, oficio con alta demanda de personas afines a servicios de salud no tradicionales. Todas las sobanderías tienen nombres masculinos: El Tigre, El Indio Palindo, El Caleño, El Paisa, etc… accedí a un masaje en la espalda con uno de los más famosos sobanderos llamado El Tigre. Me acosté en una camilla con el torso descubierto y llegó un señor diciendo ser el hijo del tigre mayor, un quiropráctico que aprendió el oficio de su abuelo, quien había trabajado embalsamando cuerpos en la morgue de Bogotá, ubicada en el actual Tercer Milenio. Al final el masaje salió al doble del precio acordado, me sentí estafada, quizá creyó que yo era adinerada.
La última parada del recorrido fue al parque, el cual alberga edificios de índole institucional como la morgue. También lo rodean barrios residenciales y comerciales de economía diversa: almacenes de ropa, cafeterías, sobanderías, ferreterías, funerarías, venta de repuestos de carros, drogas, entre otros.
El parque está completamente cercado y tiene una sola entrada con un guardia de seguridad. Cuando ingresé me sentí en uno del norte de Bogotá, con diversidad de canchas y en buen estado. Lo curioso es que habían pocas personas, al parecer no era muy frecuentado, las rejas delimitaban quiénes podían entrar y quiénes no, ¿para quién es el parque? Parece que no está hecho para las generaciones actuales, sino para sus futuros habitantes que le apuntan a una clase media, los que van a “reformar” y dar aspecto de estrato 4.
Vista desde el interior del parque Tercer Milenio, Bogotá, Colombia. Archivo personal 2021
Este primer recorrido me hace pensar en un futuro proyecto artístico en el que a partir de algunos acercamientos a habitantes dedicados a los oficios dominantes del sector, pueda conocer sus experiencias relacionadas con las transformaciones del lugar y generar junto con ellos, renders y diagramas interactivos que recreen sus recuerdos, sus desplazamientos y futuros posibles basados en sus perspectivas.
Con esta práctica artística no pretendo comprobar o analizar las problemáticas del sector, sino ser una mediadora que posibilite un espacio con los habitantes para que fantaseen y generen nuevas posibilidades de dicho lugar.